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lunes, 29 de agosto de 2011

Carta de Pablo Milanes a Edmundo Garcia y La PRENSA CUBANA!!


Carta de Pablo Milanés a Edmundo García

29AGO
Por primera vez en este blog publico algo que no lleva mi autoría. Es mi deber hacerlo. La respuesta de Pablo Milanés al artículo publicado por Edmundo García es de una riqueza tal, de una evolución tal, de una honestidad tan brutal, que contrasta incluso con mis propias visiones sobre lo que era Pablo. Y como me sé un ser humano que no teme a decir “me equivoqué”, cuelgo en mi blog unas palabras históricas… y también me cuido de emplear ese calificativo. Bravo, Pablo. ¡BRAVO!
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Edmundo,
Hace años estás intentando hacerme una entrevista sin éxito, hasta el punto de resultar insoportablemente insistente porque además, para colmo, en tu petición posteriormente iban tus entrevistas adjuntas, esas entrevistas que no tuve más remedio que clasificar como “correo no deseado”, para al fin librarme de ellas.
En esa primera ocasión en que nos encontramos, ibas oportunamente mal acompañado y no tuve más remedio que pensar para mis adentros “Dios los cría…”. No obstante te explicaré por qué nunca hubiera hecho una entrevista contigo: vi en ti, con mi intuición natural para esas cosas, las nueve señales del hijo de puta que son, no sé si sabes, clasificaciones que hizo Don Camilo José Cela, en su novela “Mazurca para dos muertos” y que ha llegado a ser, en la historia, famosa por su visión extraordinaria de lo que es un ser execrable a primera vista. Voy a mostrarte esas nueve señales que son:
1. Pelo ralo
2. Baja estatura y canijo
3. Cara pálida
4. Barba por parroquia
5. Manos blandas, húmedas y frías
6. Mirar huido
7. Voz atiplada
8. Pijo flácido y doméstico
9. Avaricia
Con esta referencia sobra decirte por qué nunca he confiado en ti.
Edmundo, tienes una forma de hacer periodismo que no es tal; coges a tus víctimas (a tus entrevistados), no los indagas, los cuestionas, los destrozas con una autoridad que no sé cuál ser poderoso te ha otorgado y terminas triunfante ante una persona apabullada por el terror de tus palabras que recuerdan un viejo estilo autoritario, ridículo y obsoleto. Esa es a mi juicio la esencia de tu programa.
Cuando leí tu panfleto mi primera reacción fue ver a una niña en la pubertad, asombrada y ruborizada ante su primera menstruación, miedosa de cometer pecado ante una manifestación natural de su desconocido organismo. Esa fue la primera impresión, pero la segunda, fue más solemne y peligrosa: me di cuenta de que no solamente eras todo lo que yo había pensado, sino más aún, estabas ingresando en ese grupo selecto de la ultraderecha miamense que no admite reconciliaciones, críticas y que cuyo único neolítico gesto es romper discos con aplanadoras. Tú, al igual que ellos, no quieres amor, quieres odio, tú al igual que ellos, no quieres reconciliación, quieres rencores y desunión, tú en suma, no quieres al pueblo cubano, ni de allá ni de acá. Edmundo, tú no quieres a nadie y no me hubiera extrañado verte en esa “enorme” turba gritando “Abajo, abajo”, donde sin duda alguna hubieras sido bien recibido.
Has insinuado que la prensa de Miami y España se aprovecha y utiliza mis palabras en vez de beneficiarme de ese espacio para arremeter contra el imperialismo. Edmundo, estás equivocado, soy yo el que me sirvo de esos periódicos para que difundan las entrevistas que en Cuba me están negadas y que sueño con que aparezcan en el Granma y las lea todo el pueblo y que un sólo periodista, uno sólo de los tantos miles que hay en la isla, tenga lo que hay que tener para dar a conocer lo que tantos años llevo expresando; es más, como un punto de partida planteo que tu panfleto y esta carta se publiquen en el Granma y que el pueblo las lea, piense, sepa discernir por si mismo, y de una vez, dónde está la verdad y vayamos por el camino de las libertades individuales que tenemos que rescatar y que tú con tu actitud estás negando.
A mi regreso a La Habana y en concordancia con el párrafo anterior, le digo por este medio a la intelectualidad cubana, a los artistas, a los músicos y a los altos cargos del Estado, que no me susurren más al oído: “estoy de acuerdo contigo pero… imagínate!”. Yo no estoy arrepentido de incinerarme sólo en mi actitud, pero es triste y vergonzoso que haya un silencio cómplice tan funesto como tu manifestación, Edmundo. Estas dos conductas, una en Miami y otra en La Habana, increíblemente al final convergen en su propia contradicción.
Sobre la intelectualidad miamense que comentas que me ha apoyado en sus artículos, te diré que no tengo absolutamente ningún miedo ni prejuicio en recibir una frase amable y receptiva. No soy su compañero de viaje, pero Edmundo, me gusta sumar mientras que a ti te gusta dividir porque de eso vives, para eso estás en esta ciudad.
También te has atrevido a decir que he mal influenciado a artistas del talento y el prestigio de Serrat, Sabina, Víctor Manuel y Ana Belén. No hay duda de que en este terreno también eres un ignorante, debías de saber que Juan Manuel Serrat es uno de los hombres más admirados por su entereza, caballerosidad y su limpieza durante toda su vida, y su posición ante el franquismo arriesgando su carrera y su vida, lo llevó hasta la cima de la dignidad. Que Joaquín Sabina, que a los 23 años se exilió a Inglaterra en su oposición a Franco y a su propio padre, es uno de los artistas más sinceros y honestos que conozco (esto lo sabe bien Fidel) independientemente de su talento. Que Víctor Manuel y Ana, antes de nacer tú, y andar por esos rumbos inciertos, que todos conocemos, para llegar a ser el extremista que eres hoy, pertenecían al Partido Comunista de España, en la época de Franco, y eso, Edmundo, les pudo costar la vida. Esas personas que tú no has respetado, tienen talento propio, criterios propios y no se dejan influenciar por nadie, al contrario porque son ciertamente su talento y sus principios los que han influenciado a medio mundo.
Edmundo, mis 53 años de militancia revolucionaria me otorgan el derecho, que muy pocos ejercen en Cuba, de manifestarme con la libertad que requieran mis principios y esa libertad implica que no tengo ningún compromiso a muerte con los dirigentes cubanos, a los que he admirado y respetado, pero no son Dioses, ni yo soy fanático, y cuando siento que puedo hacer un reproche y decir no, lo digo, sin miedo y sin reservas. Cuando veo que unas señoras vestidas de blanco protestan en la calle y son maltratadas por hombres y mujeres, no puedo por menos que avergonzarme e indignarme y, de algún modo, aunque no estemos de acuerdo  absolutamente, solidarizarme con ellas en su dolor; porque lo más vil y lo más cobarde puede ser que una horda de supuestos revolucionarios ataque despiadadamente a estas mujeres. No hay ningún código que defienda eso en el mundo, es más, la violencia de género se queda corta al ver esas salvajes manifestaciones. Estos dos conceptos que te he expresado, pero tú no has entendido – no hay duda de que estás en tu época de infantilismo revolucionario -, no implica que esté en desacuerdo con Fidel y tampoco implica que esté de acuerdo con las Damas de blanco. Pero tú vas al blanco o al negro, (más al negro que al blanco) y no tienes matices y los años irremediablemente te van a hacer aprender lo que es un verdadero revolucionario o inexorablemente vas a ingresar en ese mundo en el que he visto a tantos como tú, vagando, perdido en la nada.
Edmundo, ayer creo que sufriste un revés que no te apliqué yo precisamente, sino los varios miles de personas que asistieron a un recital, carísimo para su bolsillo en crisis, demostrando que es posible el amor, que si anteayer decían “No” y ayer decían “Tal vez”, hoy dijeron “Sí”, un sí contundente, más fuerte que tus sucias y ofensivas palabras.
Edmundo, te invito a que cojas tus maletas y regreses a tu país y allí tengas el valor de denunciar todo lo malo que veas, porque Edmundo, te advierto, esa lucha sí es dura y no te calles como esos miles periodistas de allá, cómplices lamentables del silencio.
En muchas ocasiones he dicho que me sentaré en el portal de mi casa para ver pasar el “cadáver” de mis enemigos, ahí te espero.
Solamente te exijo una cosa: saca mi nombre definitivamente de tu boca irrespetuosa y falsa, son demasiados los méritos que me ha otorgado el pueblo para que un desalmado como tú los manche con sus sucias palabras.
Pablo Milanés
Miami, 29 de agosto de 2011

domingo, 21 de agosto de 2011

Actos de Repudio, Terrorismo Domestico



Actos de repudio, Terrorismo domestico
Yandi Villalonga
2 de nobiembre, 2009
Todos los que nacimos en Cuba después de el 1959 sabemos de que se trata este tipo de acción autorizada he inclusive estimulada por el gobierno de cuba. Porque soy amante de la justicia y no me gusta el abuso específicamente cuando se trata de mi país, quiero dedicarle unas letras ha los famosos y vergonsos además de cobardes actos de repudio.
Primero quisiera llamar los famosos “ACTOS DE REPUDIO” por su verdadero nombre ACTOS TERRORISTAS. Para aterrorizar, imponer, ejemplarizar, maltratar, en otras palabras hacer terrorismo no se necesitan poner bombas o hacer sabotajes. Hay muchas formas de hacer terrorismo y una de ellas es la forma anteriormente mencionada que ha venido practicando el gobierno de Cuba desde hace mucho tiempo. Pero como las cosas ya empezaron a cambiar desde hace rato, nosotros también debemos acabar con este abuso y maltrato. Los llamados actos de repudios para que todo el mundo lo sepa y no se dejen engañar son organizados, permitido y apoyados por el gobierno de cuba. La policía no se mete en nada este pasando lo que este pasando, las personas pueden golpear, empujar, lanzar objetos, en fin hacer lo que quieran y no pasa nada. Sin embargo cuando los disidentes o alguien organiza algo y salen a la calle a protestar por algo injusto o algún derecho violado, hay las cosas son muy diferentes. La policía se mete, te hacen juicio, y puedes estar en la cárcel hasta por 25 años por solo expresar lo que piensas aunque no hayas maltratado a nadie, ni hayas cometido ningún delito. ¿Es acaso esto justicia?, ¿es acaso esto democracia? Claro que no, pues esto solo puede tener un nombre, terrorismo.
Las personas no pueden ser juzgadas ni maltratadas por pensar diferente, pues como alguien dijo “Las ideas no se matan” ¿se acuerdan quien lo dijo? La policía esta para defender a las personas y mantener el orden, pero en cuba parece que es a otro a el que defienden no a el pueblo. No importa que ideología ni que pienses, puedes estar hasta equivocado, pero nadie, absolutamente nadie tiene el derecho de hacerte callar, ni de maltratarte, ni de entrar a tu casa y humillarte. Hacer algo así es solo un acto de cobardía y una prueba más de cuanta injusticia hay en Cuba. Es una prueba más de cuanto odio ha sembrado una ideología que hay que seguir hasta morir. Ni dios te pediría semejante sacrificio.
Yo quiero ver a mi país libre para todos, no solo para un grupo. Yo quiero que las leyes protejan y den derecho, no como ahora que solo protegen y dan derecho al grupito que gobierna. Yo quiero ver a todos los cubanos comiendo en la misma mesa, un país verdaderamente unido, no como ahora que hay tanta división. Eso solo dependerá de nosotros lo cubanos que venimos detrás, los jóvenes. Vota siempre por la verdadera unidad, vota por la justicia, no te dejes envenenar en fin de cuentas todos somos cubanos y todos estamos afectados de una forma u otra. Claro esta, excepto el grupito que manipula y juega con nosotros. Ellos si viven bien y no tienen ningún problema. No te dejes confundir, nunca maltrates a nadie, o mejor nunca hagas lo que no te gustaría que te hicieran. Parecieran reglas muy simples, quizás reglas de niños de tercer grado, pero la realidad es que hay muchos cubanos que no saben esas simples reglas, sencillas. Reglas muy importantes para alcanzar una sociedad justa y un país mas prospero. Viva cuba para todos, y como decían los mambises Viva Cuba libre.